La producción contemporánea de obras originales para banda que se basa en músicas nacionales señala un diálogo permanente entre lo local, lo regional y lo global, distanciándose de alguna manera de los hábitos formales, texturales e idiomáticos de la tradición de estas músicas. Una de las vertientes en esta producción, como se manifiesta en ESPÍRITU, se caracteriza por articular rasgos comunes de géneros de distintos sistemas, en este caso del bambuco andino, el joropo llanero, el fandango del Caribe y el currulao del pacífico, que se evidencian con mayor o menor medida en las distintas secciones de la obra y que comparten una estructura ritmo-métrica común de seis corcheas. A nivel acentual encontramos estas corcheas acentuadas en regímenes de a dos o de a tres, en los usuales 6/8 – 3/4. A las obras producidas con esta tendencia, en la que los géneros de base se superponen y funden, el compositor las denomina seis colombiano. Con estos elementos y otros referentes técnicos del ámbito sinfónico, en ESPÍRITU se generan diversos contrastes de ambientes y texturas expresando caracteres humanos tales como la firmeza y pasión necesarias para lograr los propósitos más significativos y la ternura que se construye en las relaciones con las personas cercanas. Esta obra es dedicada especialmente a Santiago Pardo de su esposa María Cristina.